sábado, 23 de noviembre de 2013

Suspiros enlatados

Y he vuelto a mis andadas, a las entrañas de un mundo incierto, que ya no es ni debería ver.
Me quema cada día y me mata continuamente, el murmullo incesante,
las malditas palabras y pensamientos que salen de mi cabeza.
El constante destello de un pasado ya casi opaco, que se repite continuamente , tanto o más como desde el primer día.
Es fuego en mi vida, pero fuego que ya no calienta; es pura incertidumbre, son suspiros enlatados y sueños desdichados.
Que ya no es, pero a veces se ve y se siente. Vueleven los recuerdos de esos días ya ajenos, una y otra vez aquí, en mis pensamientos y en mi corazón...

domingo, 3 de noviembre de 2013

Un beso inolvidable



Creo que nunca olvidaré aquel día, ese día en el que tuve una cita más que especial. Llevaba días preparando todo, con muchas ganas de verle y la ilusión cada vez se hacía más presente.

Llegó el día tan esperado y estaba más feliz que nunca, por fin nos encontramos ahí en aquella parada; luego dimos un paseo y tomamos un helado. 
Con forme hablaba con él tenía la sensación de que concordábamos todo, la sensación de que le conocía de toda la vida. La verdad, era algo mágico y curioso; y puedo asegurar que desde el principio quedé como hipnotizada.

No se que era, si era su sonrisa, su forma de hablar o lo que fuese; pero algo había, algo inexplicable, como si nada más verle me enamorase de él.
Estaba claro, algo sentía en mi interior, pero era una fuerza especial, tan difícil de describir.


Fue pasando la tarde y cada vez andábamos más cerca de la noche. Entoces decidimos ir a por algo de cenar. Compramos unas hamburguesas y nos sentamos en un banco, cenamos y yo sabía que aún más cerca estaba del beso.

Un beso que ansiaba como nunca, casi desde el primer instante que le vi deseaba besar sus labios y sentir su piel.
Entoces, me dio un pequeño adelanto, un ''pico'', un pequeño beso que fue más que suficiente para soñar...
Recuerdo que noté una extraña sensación, un escalofrío que recorría mi cuerpo, mis manos sudorosas, mi corazón latiendo a mil por horas y solo quería volver a besar sus labios de nuevo.


Al rato nos fuimos a seguir paseando y sentarnos en otro banco de un parque, y ahí fue donde surgió todo.
Estuvimos hablando un poco y note como intentaba buscar mis labios de nuevo, yo respondí, aunque algo tímida. Y volvimos a besarnos, esta vez  fue algo más intenso y sus manos acariciaron mi cuerpo sutilmente; era algo encantador, como si estuviera soñando, sencillamente, no me lo creía.


Ahora si que tenía los nervios a flor de piel, sonreía como una tonta, mis manos andaban algo sudorosas, mi corazón parecía salirse del pecho y la pasión aumentaba por momentos.
Era él , por fin me hizo soñar como nunca, no sabía que era lo que ocurría exactamente; pero puedo asegurar que fue pura magia, me atrapó y me sentí como en otra dimensión. 


De repente, olvidé todo, solo le sentía a el, a sus besos y sus caricias, cada vez más intensos, ambos cada vez más hipnotizados.
Era tan curioso lo que sentí en aquel momento, y mi cabeza no paraba de repetir una y otra vez ''ojalá este momento no acabe nunca, ojalá que se repita eternamente''.

Pero pasó el día y ya era tarde por la noche,  se acababa la cita, y me llamaron para volver a casa, una lástima, no quería irme ni de broma. Hasta se me pasó alguna locura por la cabeza, en aquel momento tan extraño, como confuso, pero especial y mágico.
Entoces, nos fuimos, y cuando vi que se iba me quedé con una cara de tonta, de tonta enamorada, más bien...


Llegué a casa y no me lo creía, vaya cita tan especial, estaba totalmente eufórica y feliz y hasta me costaba dormir; porque esa noche sabía que mi realidad superarían a mis sueños.
Pasaron unos días y le noté algo raro, estaba un poco ausente, ya no me hablaba como antes. Al parecer no sintió lo mismo y por eso me evitaba, una lástima, la de cosas que hubiera dado por el, me encantaría poder haberle hecho feliz...


Pero bueno, las cosas eran así, que remedio que aceptarlo. Aún así, por más que pase el tiempo y por más que nos hallamos alejados el uno del otro no hay ni un solo día que no le recuerde ;que recuerde su sonrisa, nuestras conversaciones, y por supuesto, más que nada, aquel beso tan único e inolvidable.