viernes, 29 de enero de 2016

El alma vacía


Esta maldita sociedad, donde solo se encuentra el bienestar en el dinero y en lo material, donde se compra y se exprime hasta el último céntimo, teniendo trabajos que odiamos pero intentamos soportar... como si eso nos fuera a hacer más felices.
¿Pues qué queréis que os diga? teniendo lo básico y sin que te falte el calor humano, lo demás está sobrevalorado.
Currando de sol a sol por unos pocos de euros al mes, para gastar en facturas y a veces en cosas innecesarias. Tan faltos de amor, que piensan que el dinero y las posesiones cubrirán su vacío, no tener el valor de amar y refugiarse en lo artificial.
Pues yo no quiero crecer y ser así, yo me propongo vivir mejor, luchar por mis sueños, vivir bien, pero sin derrochar y seguir a mi corazón... que para algo lo tenemos.
JODER, abrid los ojos... ¡madurar no significa ser un ROBOT!

martes, 26 de enero de 2016

Instantes



















El día oscurece y aparecen tristes notas de recuerdos.
Y al amanecer sólo queda un par de huellas imborrables.
Cada pedacito de nuestra vida renace o se parte.
Llegan nuevos días, llenos de luz y buenos momentos.

La vida es ese vaivén que no se detiene, días vienen y días van.
Me duele la cabeza de pensarlo, de sentir lo ilógico de este mundo.
De recordar demasiado el pasado, que no se va y vuelve a la par.
Esa pesadumbre insistente, ese querer y no poder, y yo me hundo.

lunes, 25 de enero de 2016

Silencio (poema)



Silencio, que no quiero oír ningún ruido ni respirar demasiado fuerte.
        Silencio, que se queman mis entrañas y muero lentamente.

        Silencio, que se apaga la luz de mi cabeza y todo se oscurece.
  Silencio, que se me clavan mil puñales y siento como escuecen.

Silencio, que estoy viva pero con los ojos cerrados.
Silencio, que aún vivo pero me mata el desengaño.

Silencio, quiero morir un ratito y luego despertar.
Silencio, que se que volveré a subir y a volar.

Silencio, que me matan pero sigo en pie como un roble.
Que oscurece, pero llegará la luz... SILENCIO!









viernes, 15 de enero de 2016

Cabreada




Cada vez me va importando menos todo, no literlamente, sino en el sentido de ser más fuerte y mirar siempre pa alante y dicho sea de paso, mirar por mi misma.
No siempre puedo tener una cara buena para todo el mundo y dejarme manipular, ¡para nada!
Me revienta las narices la gente que va con buena cara y te da una puñalada, para qué voy a aguantar eso...
Lo se... pierdo la paciencia, me enervo y dejo de ser tan buena. Pero no es para menos.
Estoy cansada... harta de que me tomen por la "tonta buena" y que muevan los hilos a su antojo, como si no me percatara de ello. Al final llega ese día en el que no aguantas lo más mínimo y prefieres estar sóla que mal acompañada.


El vaivén de las olas


















Me senté en las escaleras de la playa a contemplar el vaivén de las olas. Aquella noche de luna llena tan mágica, sentí como el mar me llamaba.
Parecía que el viento y las olas arrastrasen pensamientos y recuerdos, de aquí para allá. Me sentía tan conectada con el mar, que por un momento pensé que nuestra vida es así... como la brisa del mar y sus olas.
Escuchas las olas ir y venir y te relajas, te sumergues en esa melodía de la naturaleza.
Y es que la vida a veces es como un tsunami, se lo lleva todo y no te da tiempo de reaccionar. Abres los ojos y encuentras un día muy distinto al anterior, con algo de vacío y pesadumbre, esa desolación... como una ola que se lo lleva todo.
Pero siempre hay esperanza de algo mejor. Después de la noche, llega el día y con él un mar más sereno.
Eso debemos tener en cuenta... que de los días grises salen los de color y con ellos una nueva esperanza, una sonrisa, un reto... ¡un nuevo día!