jueves, 16 de agosto de 2018

Poema en tu piel


Recuerdo aquella noche en la que mi único vestido
eran tus brazos alrededor de mi cintura,
y la luna clamaba porque volviéramos a cantar.

Y no me cansaba de vestirte de besos y caricias,
de poemas en tu espalda y de hacer eternos esos instantes.

Eras pura magia, y cuando llegabas
mi mundo ardía en la más absoluta locura.

Perder la cabeza es poco decir,
no había cordura, ni deseos que parecieran lejanos.

Todo era perfecto sin más, como un sueño...
Y ahí está el dilema, fuiste ese sueño que quedó a medias.

Una musa















Busco una musa como el que busca unas brasas
en pleno invierno,
o un árbol perenne en otoño.

Como una flor que se va marchitando y necesita agua,
con una sed de todo y nada a la vez.

Como un desierto en calma, 
donde no hay nada más que arena,
y se siente vacío a pesar de la inmensidad.

Busco una musa y la necesito, 
pero igual antes debo hallarme a mi.

El insomnio perfecto




















Que insomnio más perfecto sería amanecer sobre tu piel,
dejarme llevar hasta el infinito, y junto a ti enloquecer.


Disfrutando de nuestras curvas,
nuestros sexos a punto de estallar,
y dejar que me consumas.


Un sinfín de caricias,
mezcladas con besos, saliva, sudor,
y una orquesta de gemidos
que no dejen de tronar,
hasta llegar al unísono.

Juntarnos y despegarnos,
subir y bajar, entrar
y salir, para volver a amarnos.


Llorar de risa, de placer
y de consuelo,
vivir en tu piel,
en tus ojos y en tu pelo.


Soñar, tanto despierta,
como dormida,
vivir de día, de noche,
y a todas horas.


Volver a hacer el amor,
escuchar tu risa,
acariciar tu pelo y tu piel,
y morir sobre tu pecho

Esperanza



















Tenía la esperanza, por pequeña que fuera,
de volver a tenerle cerca.
Pero no... Como una de esas tantas veces,
se disipó todo antes de que me diera cuenta.
Yo quería darle un huequito en mi corazón y se fue...
Simplemente cerró la puerta.
Y me duele más de la cuenta, como si me amputaran un brazo, o una pierna.
De repente me falta el aire y las fuerzas,
es como volar y que te dejen caer sin cuerda.
Esa maldita esperanza que está ahí para nada,
solo para mantener un poco de oxígeno,
y subsistir, aún sabiendo que te asfixiarás a fin de cuentas.