y gritarlo demasiado fuerte.
Miedo de mirar a alguien y darle mi mano,
para que un día la suelte.
Miedo de volver a soñar e ilusionarme,
o abrazar con muchas ganas y luego sentir frío.
Miedo de sentir calor y que no dure demasiado
y que todo acabe en un adiós y escalofríos.
En definitiva, miedo a enamorarme.
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